Carrito, la revancha.

Si bien hubo para uno, debía haber para dos. Corría la tarde y me dispuse a comer (para esto lavé el baño al medio día y entonces no pude comer a una hora "normal") y de repente mi vecino gritó mi nombre. Salí al balcón y me dijo que qué hacía y le respondí. Entonces me dijo: Qué crees, ya tengo un carrito! Contó que desde la mañana estaba en la puerta del edificio y cuando volvió de la escuela (cerca de las 11 am) ahí seguía. Entonces sabía lo que tenía que hacer. Esto nos conduce a un par de deducciones: primero, hay un cabrón (a) que lleva sus compras hasta la puerta del edificio o, en segunda instancia, chedraui tiene un excedente de carritos y quiere que gente ociosa como nosotros tengamos uno propio.
Creo que es más factible la primera.