Gusto, pasión, rechazo, emboscada.

miércoles, 23 de abril de 2008

La decisión final. Esa cosa a la que todos le tenemos respeto (o miedo?). De repente estamos absolutamente seguros de lo que queremos o lo que deseamos para nosotros, o, en su defecto, para nuestros semejantes. Sin embargo, en más de una ocasión, reconocemos que la cagamos y volteamos esa decisión para tomar algo que nos conviene más. Si bien es cierto que es de sabios equivocarse, es de humanos aceptar que uno se ha equivocado.
Las decisiones vienen de manera rápida y no hay demasiado tiempo para pensar en ellas. De eso podemos estar seguro cuando un auto se nos viene encima y en nuestra mente pasa el "qué hago?".
Igual pasa en las relaciones humanas. Pensamos que estamos muy seguros de lo que deseamos para nosotros pero la realidad es otra. Otra que no sabemos, no podemos o no queremos ver, o simplemente la cruel y simple realidad que está antes nuestros ojos. La realidad de ver que lo queríamos era (es) un capricho, un gusto, un momento. No nos ponemos a pensar que nuestra acción momentanea tendrá repercusiones (graves?) en la gente involucrada.
Aún así actuamos según creemos conveniente a pesar de no ser lo que en primera instancia queremos. Pero qué podemos decir de eso, es nuestra naturaleza; nos envuelve y nos atrapa y en el momento menos inpensado estamos imersos en nuestra propia red, forjada con aquellos errores que no supimos aceptar.

0 comentarios: